Por Salvador ESPINA
CHOLULA.- A pocos días que queden determinadas todas las candidaturas para el proceso electoral de este año, los partidos comienzan a vivir las reacciones de aquellos que no quedaron como candidatos. Unos de forma más agresiva y drástica que otros, pero la mayoría de forma poco propositiva.
Esto genera de a poco en los bloques competidores fracturas y restructuración en torno a estas decisiones. Lo cual, provocará que incluso personas que se quedaron con las ganas de ser candidatos puedan apoyar al partido contrario perjudicando el resultado de la elección.
Este fenómeno puede pasar de ambos lados de la balanza, por ello, tanto los partidos como los que encabezan localmente los proyectos deben buscar ese equilibrio casi perfecto que mantenga a los liderazgos políticos municipales dentro del plan común y mayor, así como para mantener gobernabilidad y orden en los procesos electorales de esta elección.
Ejemplos de este fenómeno es lo que está pasando con los candidatos inconformes en MORENA, especialmente con la designación de José Chedraui a la alcaldía de Puebla, que si bien, se les ha buscado a los “perdedores” un acomodo, pareciese que no asegura esto el empeño y trabajo a la misma causa y proyecto.
De igual forma del laso de la alianza opositora, sobre todo del lado del PRI, cuya estructura estatal se ha visto debilitada por la debandada de liderazgos del tricolor que les restarán votos e irán volviendo cada día menos relevante a este partido, caso destacado es el diputado Estefan Chidiac.
Además de todo eso, los partidos deben buscar la paridad e inclusión de perfiles y sectores sociales que abonen desde sus habilidades y conocimientos a México desde las diferentes trincheras. Cuestión complicada porque tristemente estos perfiles nuevos y capaces no cuentan con el mismo capital económico y político que los grandes caciques de cada región, marginando así a sociedad civil, académicos, empresarios, personas con discapacidad, jóvenes, etc. que podrían dar nuevos aires a la política y la administración pública.
Sin duda, por los últimos acontecimientos en nuestro estado de los dos lados de las coaliciones, será uno de los temas que decidirán la elección, puesto que, quien logre mejores consensos, más unidad y perfiles que demuestren la diversidad ciudadana, tengan el liderazgo y la capacidad para unir a los militantes de los partidos, pero también, a las diferentes causas sociales y sectores que serán los que se lleven el triunfo en el proceso electoral venidero.