Desde el Templo de Quetzalcóatl

Por Juan Manuel ZACATELCO

Primer nacimiento de san Francisco de Asís

CHOLULA.- En este 2023 se cumplen 800 años del primer Pesebre recreado en Italia por San Francisco de Asís. El santo fue el impulsor de la escenificación del primer Belén, o portal de Belén, como llaman también al Nacimiento del Niño Jesús. San Francisco de Asís quiso destacar la humildad con la que nació el Hijo de Dios. Según las Sagradas Escrituras, el portal de Belén donde vino al mundo Jesús era un establo en donde había un buey y una mula. La Virgen María, tras dar a luz al Mesías, lo depositó en el comedero de los animales (pesebre) habilitándolo como cuna del bebé. En 2019 al firmar la carta apostólica Admirabile signum, el papa Francisco recordó que la historia de los pesebres de Navidad se remonta a días posteriores al 29 de noviembre de 1223, cuando el pontífice Honorio III le aprobó en Roma a San Francisco de Asís. “Después de su viaje a Tierra Santa, aquellas grutas le recordaban de manera especial el paisaje de Belén. Y es posible que quedase impresionado en Roma, por los mosaicos de la Basílica de Santa María la Mayor que representan el nacimiento de Jesús, justo al lado del lugar donde se conservaban, según una antigua tradición, las tablas del pesebre”. Quince días antes de la Navidad de aquel año, en Greccio (Italia), el santo le expresó a un hombre llamado Juan (Giovanni Velita) que deseaba “celebrar la memoria del Niño que nació en Belén” para “contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno”. Una pareja representaría María y José, agregaron en Aleteia. El de San Francisco de Asís debemos considerarlo como el origen del “pesebre viviente”, debido a que existen documentos y constancia de que un par de siglo antes (concretamente en el año 1021) se realizó una representación del Nacimiento con figuras inanimadas (arcilla o terracota) en la iglesia de Santa María de Nápoles y que fue en esta población italiana donde realmente nació la tradición pesebrista. De acuerdo con la hermana Mónica Sáenz, coordinadora de la maestría en Teología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), “fue San Francisco de Asís el que recreó el nacimiento de Jesús narrado en la Biblia. En un pesebre, reunió a gente del pueblo y animales. Así nació el primer pesebre en la historia”. El origen de esta representación proveniente del latín ‘praesēpe’ y su significado original es el de ‘recipiente o cajón destinado a la comida de los animales’ (ganado). Para el papa Francisco, el Belén “es desde su origen Franciscano una invitación a ‘sentir’, a ‘tocar’ la pobreza que el Hijo de Dios eligió para sí mismo en su encarnación” y “una llamada a encontrarlo y servirlo con misericordia en los hermanos y hermanas más necesitados”. En su carta apostólica, el pontífice argentino destaca que el “corazón del pesebre comienza a palpitar cuando, en Navidad, colocamos la imagen del Niño Jesús”, porque “Dios se presenta así, en un niño, para ser recibido en nuestros brazos”. La popularidad del Pesebre realmente se popularizó fue hacia la segunda mitad del siglo XVIII, debido a que esta costumbre fue exportada desde Italia por el rey Carlos III de España nombrado también rey de Nápoles y desde aquí se difundió por todas las colonias y posesiones de la Corona Española (América, Filipinas, islas en el Pacífico…). Para el Papa, montar un Pesebre “se aprende desde niños: cuando papá y mamá, junto a los abuelos, transmiten esta alegre tradición, que contiene en sí una rica espiritualidad popular. Espero que esta práctica nunca se debilite; es más, confío en que, allí donde hubiera caído en desuso, sea descubierta de nuevo y revitalizada”. La tradición pictórica de representar la Natividad fue seguida luego por la ejemplificación tridimensional, que se llevaba a cabo en ocasión de las fiestas decembrinas. Esta costumbre se originó en la época de San Francisco de Asís, quien en 1223 creó la primera personificación del nacimiento de Cristo en Greccio. El año anterior había viajado a Belén, quedando impresionado por las figuras sagradas instaladas para la Navidad. De regreso del viaje pidió permiso al entonces Papa Honorio III para poder reproducirlas al año siguiente en el Estado de la Iglesia. Había gran estima entre los dos, pero Honorio, cuyo nombre era Cencio Savelli, no accedió por completo a la solicitud de Francisco. En ese momento la representación de dramas sagrados estaba prohibida por la Iglesia Católica, por lo que solo le permitió celebrar misa en una cueva natural, la ermita de Greccio, en lugar de en la iglesia. Greccio, que hoy es una localidad de poco más de 1,500 habitantes en la provincia de Rieti, se encuentra a aproximadamente 90 kilómetros de Asís y a unos cien de Roma. Francisco había llegado allí en 1209. Como de costumbre, se había ido a vivir a un lugar aislado, en el monte Lacerone, a unos cuantos kilómetros del castillo de la ciudad. Llevaba una vida de ermitaño, que interrumpía de vez en cuando para ir a predicar. Hablando con una persona local, el castellano Giovanni Velita, le dijo que quería recrear el ambiente de Belén y ver con «los ojos del cuerpo» cómo habían colocado al niño Jesús en un pesebre. «Quiero celebrar la Nochebuena contigo, así que elige una cueva donde harás construir un pesebre y allí conducirás un buey y un asno, e intentarás reproducir, en la medida de lo posible, la escena de Belén. Es mi deseo: quiero ver, al menos una vez, con mis propios ojos, el nacimiento del divino infante». Y así, el 24 de diciembre de 1223 se escenificó el nacimiento de Jesús. Estaban la cueva, el buey y el asno. Ninguno de los presentes asumió los papeles de José y María, porque Francisco no quería que el evento se convirtiera en un espectáculo. La población había acudido en masa y así el santo pudo contar la historia a los fieles que no sabían leer. Fue el primer nacimiento viviente del mundo, aunque aún no estuvo representado en su forma completa. Tommaso da Celano, biógrafo de San Francisco, describió la escena así: «Se arregla el pesebre, se trae el heno, se llevan el buey y el asno. Allí se honra la sencillez, se exalta la pobreza, se alaba la humildad y Greccio casi se transforma en un nuevo Belén. Un caballero virtuoso y sincero, que había dejado la milicia y estaba muy familiarizado con el hombre de Dios, Messer Giovanni di Greccio, aseguró haber visto, dentro del pesebre, un hermoso bebé dormido; al que Francisco, sosteniéndolo con ambos brazos, parecía despertar del sueño». Más allá de la aparición relatada por Messer Giovanni, sin embargo, cabe destacar que solo más tarde en los pesebres del mundo se añadieron los otros personajes, empezando por el niño hasta llegar a sus padres y luego a decenas y decenas de figuras que acudían para rendir homenaje. La decimotercera de las veintiocho escenas del ciclo de frescos de las Historias de San Francisco de la Basílica Superior de Asís, atribuidos a Giotto, representa precisamente el nacimiento de Greccio. Les recuerdo que hay Indulgencias Plenarias para todos los que visitan un nacimiento en un templo Franciscano y se disponen a rezar, orar y meditar sobre el nacimiento de Jesús; además de participar en las demás celebraciones del jubileo. Nos veremos en el Convento de San Gabriel, en el Centro frente al Zócalo y en Jerusalén en la 4 Poniente esquina 7 Norte; los dos Templos Franciscanos de Cholula.