Por Alejandro MARIO FONSECA
CHOLULA.- Uno de mis programas favoritos de la televisión, de paga obviamente porque la televisión abierta no ofrece nada interesante, es la serie La ley y el orden. Lleva ya más de veinte años exitosos en el canal de Universal Pictures.
Probablemente usted, amable lector la haya visto alguna vez. Los protagonistas son un grupo de policías, abogados y fiscales, altamente capacitados que en la ciudad de Nueva York combaten el crimen, principalmente los delitos vinculados con los abusos sexuales.
Se trata de una policía de élite, que vive plenamente la complejidad de una sociedad moderna, multirracial, multicultural y todos los “multis” que a usted se le ocurran. En muchos casos los propios policías, los abogados y hasta los jueces se ven involucrados en desaguisados de todo tipo; además no siempre ganan los “buenos”.
¿Una policía científica?
Lo interesante de los programas es que suelen basarse en casos reales y eso les da una connotación muy especial ya que algunos espectadores nos involucrarnos emocional y hasta intelectualmente con los protagonistas.
Y le cuento todo esto porque el viernes leí en las redes sociales, que tras las manifestaciones en las ciudades más importantes de los Estados Unidos siguen las protestas contra el gobierno racista de Donald Trump; ya llevan largo rato
Se acuerda usted de Giuliani sí, es el mismo que Marcelo Ebrard invitó como asesor para la modernización de la policía en el Distrito Federal. Sucedió en el 2002 cuando AMLO era Jefe de gobierno de la Ciudad de México. Creo que la cosa no pasó de unas cuantas conferencias carísimas.
Pero lo que le quiero comentar es que fue precisamente Giuliani, cuando fue alcalde de Nueva York entre 1994 y 2001, quien logró bajar de manera dramática los índices delictivos que en aquella ciudad eran de los más altos del mundo.
¿Cómo le hizo? Pues se asesoró de expertos como Lee Brown, un jefe policiaco que en la ciudad de Houston, a fines de los años setenta había implementado una policía comunitaria (o de “proximidad” como le están llamando nuestros políticos por acá, para evitar el término incómodo de “comunitaria”). Pero además Giuliani también creó una policía de élite altamente capacitada: una policía científica.
Sherlock Holmes
Y hablando de “policía científica”, quién mejor que Sherlock Holmes el héroe de muchas de las novelas del escocés Sir Arthur Conan Doyle. Aunque claro, no se trataba de un policía, sino de un investigador privado, que resolvía los casos más intrincados y difíciles utilizando tanto la lógica deductiva como la inductiva.
Conan Doyle es uno de los pioneros, no solamente de la idea de una policía que utiliza técnicas modernas en sus investigaciones, sino del género mismo de la “novela negra” que tanto éxito iba a tener en la literatura norteamericana del siglo XX.
Pues bien, Sherlock Holmes es el investigador privado que convirtió la investigación policiaca en una ciencia exacta. Dicha ciencia, según nos explica el autor mismo, a través del Doctor Watson el inseparable amigo de Holmes, tiene como auxiliares conocimientos profundos de química, prácticos de geología y precisos de anatomía; además de una gran información sobre literatura y leyes.
Trump y el K.K.K.
Por otra parte, pasando a la crítica política de mi columna de hoy, quiero aprovechar para comentar un cuento corto de Conan Doyle, titulado K.K.K. La novelita trata de un empresario inglés exitoso que viaja a América y hace fortuna en la Florida.
Tiempo después, inexplicablemente regresa a Inglaterra y vive sólo y retraído, pero finalmente se hace cargo de un sobrino. Después de una serie de amenazas llenas de terror y de varios asesinatos inexplicables, el sobrino recurre a Sherlock Holmes.
Y como ya se me está acabando el espacio, y esperando que usted lea la novelita, voy al grano. En el desenlace del caso el autor nos da la mejor descripción que encontré sobre lo que fue, y al parecer todavía es el Ku Klux Klan: es el nombre de una sociedad secreta, la cual lo adoptó como onomatopeya del ruido que hace una carabina al armarse.
El K.K.K. e constituyó en los Estados Unidos de Norteamérica, después de la guerra civil, por algunos confederados, y tuvo importantes ramificaciones en Luisiana, la Carolina, la Georgia y la Florida y sigue vivo
¿Será posible que Trump se reelija?
Y aquí le paro, se acuerda usted de que cuando recién había ganado Trump el K.K.K. convocó a un “desfile de la victoria por Donald Trump”. El fanfarrón Trump nunca se deslindó y la xenofobia, la supremacía de la raza blanca, la homofobia, el antisemitismo, el racismo y el anticomunismo sentaron sus reales.
Pero lo peor de todo es que a pesar del mal gobierno de Trump en lo que va de estos ya larguísimos cuatro años, es posible que se reelija. Usted me dirá que todas las encuestas indican lo contrario.
Y si, así es, sin embargo la democracia norteamericana es impredecible. Ya veremos. Allá además de que hay muchos palurdos ignorantes, también saben hacer trampas.
Finalmente le comento que ojalá AMLO retome aquel proyecto que se empezó a fraguar en el 2002 cuando Marcelo Ebrard era Jefe de Seguridad de la Ciudad de México. ¿O ya lo hizo? No lo sé.
Mientras tanto, como ya es costumbre, si no le gusta leer, por lo menos vea una película. Esta vez le recomiendo Enola Holmes es una película de misterio y aventura que narra la historia de la hermana de Scherlock Holmes, en la que Enola se embarca en la búsqueda de su madre acompañada de sus dos hermanos.
La película se acaba de estrenar el 23 de septiembre de 2020 bajo la distribución de Netflix, luego de que Warner Brothers descartara un lanzamiento en cines a causa de la pandemia de COVID-19.
El filme tuvo buenos comentarios de la crítica especializada, quienes elogiaron las actuaciones, el humor y aspectos de la producción como la ambientación y los vestuarios. Sin duda le va a gustar.
No hay que bajar la guardia, aun cuando ya estamos en semáforo amarillo, no deje usted de cuidarse, ya falta poco para que podamos contar con la vacuna.