¿Cuántas veces no hemos dicho que es solo una consultita, o una recetita, o un consejito?

Por: Dr. Omar Josué ROJAS VÁZQUEZ

 CHOLULA.- Así, en diminutivo, como si eso suavizara o anulara el hecho de solicitar asesoría profesional y quedara como un favor entre amigos, y si dicho favor es negado, agregamos la frase “Solo es una consulta/receta/pregunta”, minimizando el desempeño profesional de alguien, anulando sus años de estudios.

Durante el tiempo de la facultad de medicina, nos enseñan las bases teóricas y prácticas de la fisiología, de la nosología, de lo clínico, lo quirúrgico, lo bioético y lo estadístico, sin embargo, como en muchas profesiones, no nos enseñan como cobrar nuestro trabajo, ni como esquivar o solucionar las dudas del inicio de este texto.

Es tanta la ética en algunos profesionales de la salud, médicos, enfermeras o terapeutas, que a esas preguntitas o consultitas, simplemente las damos por descontadas, la magia funciona y no se ejerce cobro alguno por la asesoría, es más, podemos sentir remordimiento si nos negamos a dicho acto, pero ¿realmente es nuestra obligación brindar asesorías gratuitas?

Legalmente no, la gente obviamente apelará a la ética, o al juramento hipocrático, o socrático dependiendo de quien venga el reclamo, pero, en ninguna clase de bioética se imparte el brindar atención gratuita, o brindar atención por vocación, en el juramento hipocrático no viene en ningún lado algún precepto que diga textualmente “brindaré consultitas gratuitas a todo al que me pregunte”, el juramento socrático simplemente no existe en medicina.

Pero ¿entonces quién nos enseña a cobrar o a evadir esas preguntas incómodas en fiestas, en la calle, o por mensajería? Son los años de experiencia los que nos enseñan como cobrar, cuánto cobrar y cómo hacerlo, y, aun así, podemos sentir remordimiento de llegar a hacerlo.

Tampoco se trata de volvernos mercenarios de la medicina, como decían de manera romántica mis maestros en la universidad, pero visto desde una perspectiva muy cruda y muy cruel, la vocación no paga las cuentas, los aplausos y el agradecimiento no pagan la despensa ni las deudas, desafortunadamente en México, estamos acostumbrados a hacer preguntitas en las fiestas, a mandar mensajitos pidiendo una consultita y esperar que todo sea resuelto por textos y no acudir a una consulta formal, “porque es muy caro” o porque “para eso estudió”.

Corresponde a ambas partes, médico y sociedad, erradicar estas prácticas, independientemente del tema de la vocación, las consecuencias legales, fisiológicas y los riesgos de atender una consulta por mensajería, son muy altos ante un diagnóstico erróneo o una falla en el tratamiento por el simple hecho de no estar frente al paciente, es nuestra responsabilidad llevar la práctica médica hacia un enfoque de excelencia, de comprender el proceso y el fondo que implica una consulta médica, una pregunta o una simple receta.