Por Nancy LUNA SORCIA
CHOLULA.- También conocida como bow tie, o corbata, este complemento es un punto de inflexión en el vestir masculino. Este gracioso nombre que le damos tan solo se refiere a la manera del cuello de las camisas de esmoquin al que recuerda, con sus ángulos cara afuera, unas alas de pájaro.
Haciendo un pequeño homenaje a este complemento con tanta personalidad, miramos al pasado buscando sus orígenes y recordando el muy largo camino que ha recorrido hasta llegar a nuestros días.
¿Corbata o pajarita?
Esta es una de las preguntas más recurrentes que nos solemos hacer. Pero no tiene mucho sentido si solo pensamos en que el origen de la pajarita es idéntico al de la tradicional corbata. Las dos proceden de una misma tira de tela.
El origen de la pajarita
Sin ningún género de duda, la aparición de estas dos prendas se ubica en el siglo XVII entre las filas de los soldados croatas en plena batalla de las guerras prusianas. Lejos de ser un factor ornamental de la indumentaria y completamente diferente de la pajarita que el día de hoy conocemos, la primitiva corbata de nudo empleada por los croatas se empezó a utilizar por funcionalidad. Este complemento en los uniformes militares de los croatas consistía en una delgada bufanda alrededor del cuello para unir o cerrar la abertura de las camisas.
Corría el año mil seiscientos sesenta, y un acuerdo de guerra transformaría este accesorio en la mayor tendencia en moda de la temporada, cuando el regimiento croata, se pone al servicio del rey Luis XIV, el Rey Sol. Debió ser por la presencia de este ejército, vestido con su lona de lino blanco ceñida al cuello con un nudo, que la “hrvatska” –llamada así por los croatas-llamó la atención al rey francés de tal manera, que ordenó diseñar pañuelos similares para el uniforme de su ejército.
Desde ese momento los franceses la llamaron cravat o bien cravatte, por su nacionalidad croata, y es entonces cuando se popularizó en Francia que por entonces era líder en la moda mundial, y lo sigue siendo. Las clases altas la acogieron de una forma entusiasta, porque la entendían como símbolo de estatus social, y su empleo se extendió como la pólvora durante los siglos XVIII y XIX, popularizándose lo largo del estallido de la Revolución, por el hecho de que revolucionarios y contendientes se distinguieron por el tono de la corbata o cravate.
La fama de este complemento masculino cruzó hasta Inglaterra, donde el dandy de la época, Lord Brummel, dejó patente la obsesión por estas predecesoras de las corbatas y sus formas de atarlas. Tal fue el éxito en el sector masculino por buscar la mejor y más original forma de anudar este popular pañuelo que un periódico de la época publicó un listado con infinidad de nudos diferentes y como realizarlos. Por entonces también, Aun Balzac escribió un libro sobre este tema ‘L’Art de se mettre la cravatte’.
Actualmente y como ya te habrás dado cuenta, el resurgir del estilo preppy y la moda hipster las han traído de vuelta con más fuerza que nunca y creemos que para quedarse en los armarios y cuellos de los más modernos y actuales. Expertos en moda le auguran a este complemento un futuro muy alentador así que ya sabes, pon una pajarita en tu look lo antes posible y a triunfar.