Por: Jorge GÓMEZ CARRANCO
CHOLULA.- Una vez más Andrés Manuel López Obrador da de que hablar internacionalmente, pues consideró hacer una pausa con el país de España, ¿tendrá alguna consecuencia diplomática esta decisión? A pesar de haber expresado que la pausa no significaba una ruptura, sino más bien, era un señalamiento a los abusos cometidos por las empresas españolas, según el mandatario por los supuestos influyentismos entre los cupulares políticos de España y México.
El miércoles pasado Obrador hizo una pronunciación en su mañanera al poner en pausa las relaciones con el gobierno español, nada más en lo que termina su administración, con la finalidad de eliminar según él, el contubernio y la promiscuidad económica que se ha generado tiempo atrás; esta breve interrupción del movimiento, acción o ejercicio, es cómo lo define el diccionario de la lengua española respecto a la palabra PAUSA, esa palabra que en nuestro país de pronto tuvo que someterse a novedosas interpretaciones, luego del laberíntico jardín en el que se metió el Presidente al expresar que se ponía en pausa las relaciones diplomáticas con España.
¡Ah! José Manuel Albares ministro del exterior le tomó por sorpresa la sugerencia del premier mexicano, como a todos los mexicanos quiero pensar, incluyendo a sus más cercanos operadores, cómo la presidenta del senado Olga Sánchez Cordero, quien terminó enredada entre la melodía y el tango, en una argumentación propia de un libreto de Eugene Lonesco… irónico pero cierto.
España lleva más o menos tres años guardando pacientemente silencio ante los locos arrebatos discursivos de nuestro flamante presidente, quien influenciado por sepa quien, ha venido desarrollando una obsesión tratando de interpretar o entender la historia que vivió México con España hace más de 500 años y que no ha podido superar, tan sencillo como darle vuelta a la página, pero más bien prefiere quedarse atrapado en el pasado.
Recordemos que no tenía ni escasos tres meses al frente como mandatario federal cuando envió la famosa carta a Felipe VI rey de España invitándole a reconocer los atropellos cometidos durante la conquista de México y solicitó que se rindieran las disculpas al pueblo mexicano, teniendo como respuesta una limitación por parte del gobierno español, haciendo un llamado a trabajar conjuntamente con nuestro gobierno mexicano y continuar construyendo un marco apropiado para así intensificar las relaciones de amistad y cooperación existentes entre ambos países.
Después recordemos que en la conmemoración de los llamados 500 años de Resistencia Indígena nuevamente el presidente Obrador revivió el tema y volvió con su cargada de decir “ni siquiera tuvieron la delicadeza de responderla (su carta) les faltó humildad”.
Nos queda más que claro que Obrador tiene un resentimiento con España, se le olvida a este señor que llevamos más de cuatro décadas de relación con acuerdos que han sido favorables que hoy en día es el segundo país con más inversión en nuestro territorio, existen siete mil empresas españolas que generan empleos en México, donde viven más de 175 mil españoles, mientras cerca de 30 mil mexicanos residen allá en España.
Así que pausa es la que debe tomarse el presidente de México en todos esos arrebatos, disparates, locuras o demencias y en vez de todo eso que se ponga a redireccionar el rumbo que vamos en caída libre, ahorita cualquier ira que tenga contra cualquier país debe guardar las formas y no romper relaciones que tantos años han costado construirlas y mantenerlas, ¡basta de tensiones! el pueblo mexicano no tiene por que pagar los platos rotos por culpa de una herida que sangra con esa nación del pueblo español, en la dignidad de una familia y que nada tendría que ver con la diplomacia de un país entero. ¡Ya pasé la página señor presidente! está usted para representarnos y administrar los intereses de los mexicanos, sobre todo de cuidar las formas con la política exterior que por muchos años se han venido fortaleciendo como para que ahora diga: “que estarán en pausa”.