Por Aldo COSTILLA ROJAS
CHOLULA.- Bien dice el dicho: zapatero a tus zapatos. Así para las y los presidentes recién protestados, quienes son las figuras públicas que consiguieron convencer y penetrar en el imaginario público como las opciones más convenientes para administrar los recursos del municipio. Sin embargo el andamiaje legal y administrativo demanda que estas figuras cumplan con requerimientos muy técnicos así como el desarrollo de proyectos y programas que van más allá del contacto social.
Muchos líderes políticos llegan al cargo con buena voluntad, con ideas y un ímpetu transformador sin embargo se enfrentan a un gran problema: no saber cómo hacer las cosas. Cuando apenas se instalaron y consiguieron organizarse, ya paso un año, cuando ya empiezan a calentar motores y a trabajar pues se ha ido el segundo año y tan solo pueden terminar algunos proyectos o gestiones hasta el tercer año cuando ya van de salida. A quienes les interesa la reelección simplemente no la consiguen porque los electores apenas vieron dos o tres obras y hasta el final de la administración.
Esta falla entre los acaldes se puede evitar cuando construyen un equipo de asesores profesionales y con experiencia que facilitan las tareas del Ayuntamiento. Principalmente en zonas rurales –y lamentablemente en zonas urbanas también- donde los cargos se reparten por compromisos políticos y no a razón de capacidades ni de currículo, los servidores terminan siendo desconocedores de los procesos. En el mejor de los casos pasan como una administración gris pero en otros casos hay consecuencias legales cuando sus omisiones se convierten en incumplimientos de la norma y aun después de terminada la administración siguen siendo requeridos por la autoridad judicial para solventar inconsistencias y fallas.
Los equipos técnicos de una administración son una herramienta indispensable que permite a las autoridades en funciones tomar decisiones funcionales, viables y que resuelvan los problemas sociales. Es decir, este equipo es el encargado de permitir la transición entre el proyecto político y los resultados tangibles en diversas áreas: gobierno eficiente, seguridad pública, trasparencia, infraestructura y desarrollo, económico y social.
Una vez que las autoridades han decidido aceptar la ayuda del equipo técnico es importante que éste no sea un grupo amateur en el que se trabaje con ocurrencias y que en vez de sumar terminen por enterrar a la administración. Esto se trata de no dejarse llevar por advenedizos que todo sea por ganar un contrato ponen en riesgo el trabajo de un ayuntamiento.
Esencialmente podemos calificar como bueno a un equipo de asesores gubernamentales cuando se circunscriben al marco legal y fundamentan todas su acciones en la norma; cuando los consejos y consultas privilegian lo posible, lo funcional y lo que es resultado de un análisis objetivo y no promesas ni propuestas que parecen ser casi milagrosas cuando son solo fantasías; finalmente que se trate de un grupo científico, con estudios y conocimiento y no de aficionados.
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