Por: Angélica DE LOS SANTOS
"Si esta nación es tan sabia como fuerte, si queremos alcanzar nuestro destino, entonces necesitamos más ideas nuevas, más hombres sabios, más libros buenos en más bibliotecas públicas. Estas bibliotecas deben estar abiertas a todos, excepto al censor. Debemos saber todos los hechos, escuchar todas las alternativas y oír todas las críticas. Acojamos libros polémicos y autores controvertidos".
John Fitzgerald Kennedy, Ex – Presidente de los Estados Unidos.
CHOLULA.- La lectura es el procedimiento mediante el cual las personas decodifican un mensaje transmitido mediante el código escrito. El enorme valor de la expresión escrita reside en su perdurabilidad: el lector puede releer un texto cuantas veces lo desee. La difusión de la comunicación escrita y la práctica de la lectura facilitaron el acercamiento entre personas que tenían algo para contar o decir y aquellos ávidos de tomar ese mensaje, entre los que se cuentan historias inventadas o bien relatos acerca de acontecimientos reales, esto significó uno de los fenómenos sociales más importantes de la historia de la humanidad: la introducciónn del libro.
A partir de los libros, los individuos pudieron establecer un medio de comunicación que perduró por siglos, dando testimonio de épocas pasadas. La lectura permite el acceso a la cultura, a la tradición, a la información, al conocimiento de nuevas culturas y al pensamiento crítico
Es difícil saber hasta dónde influyó en la humanidad la literatura, pero no hay duda de que la lectura funciona como soporte de numerosas disciplinas. Año tras año se editan miles de libros que reflejan situaciones posibles e imposibles, cotidianas y fantasiosas, de investigación o historias inventadas. Aunque nunca se ha leído tanto como ahora ni nunca han existido tantos lectores, leer no está de moda; al contrario, es una actividad muy poco valorada por la sociedad, por los medios de comunicación y, particularmente, por los jóvenes: a muchos adolescentes, de los que leen habitualmente, les da vergüenza reconocer ante sus amigos que son lectores.
Es indiscutible que la lectura tiene que asumir nuevos retos en estos tiempos que abren el tercer milenio; y esos retos van a exigir lectores capaces de responder a los mismos desde la libertad y la autonomía crítica que le confieren su condición de lectores competentes, pudiendo así hablar de dos tipos de lectores:
1. El lector tradicional, lector de libros, lector competente, lector literario que, además, se sirve de los nuevos modelos de lectura, como la lectura en internet, por ejemplo.
2. El lector nuevo, el consumidor fascinado por las nuevas tecnologías, enganchado a la red, que sólo lee en ella: informaciónn, divulgación, juegos, que se comunica con otros (chatea), pero que no es lector de libros, ni lo ha sido tampoco antes. Es un lector que tiene dificultad para discriminar mensajes y que, en ocasiones, no entiende algunos de ellos, este nuevo lector suele coincidir, además, con personas que no han tenido la experiencia de haber vivido la cultura oral que vivieron sus antepasados, es decir, son jóvenes, este nuevo lector tampoco ha participado, o lo ha hecho en menor medida que antaño, de la lectura en voz alta, de la memorización de poemas, del recitado y de la declamación, o del acto de contar una historia con sentido.
En la sociedad actual, considerada sociedad del conocimiento y de la información, la lectura ha cobrado mayor importancia en la medida en que el lector debe saber para qué lee y cuáles son los propósitos de la lectura. La premisa constante en estos días es: mientras más puedas leer y obtener más información en menos tiempo y con mayor eficacia, mayor será la productividad de la lectura.
Y ustedes que piensan amigos, ¿la lectura se ha adaptado a las necesidades de su comunidad?
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