Una institución que llegó para formar académicamente a la niñez y juventud cholulteca y de municipios y poblaciones cercanas. Se puede decir que a lo largo de 70 años, han pasado por esas aulas millones de niños, niñas, señoritas y jovencitos, forjando ahí los cimientos no solo de su vida académica, sino de su vida personal. A su llegada el primer personal del CELMA, se toparon que había que ir a buscar a los niños y niñas, para que fueran a clases. Hubo pequeños que ya iban en la escuela Juan C. Bonilla, y de ahí los cambiaron a la nueva escuela, aún viven algunos de esos niños, quienes recuerdan con nostalgia la historia que les tocó vivir. ¿Será? Se escucha por ahí que en sus primeros años, en el CELMA además de poder estudiar en el jardín de niños, primaria, secundaria y preparatoria, se tenían talleres de costura, repostería y cocina, mecanografía, herrería, carpintería, y otros más, ya que se buscaba que cuando una alumna o un alumno, terminara su educación básica, tuviera las herramientas necesarias para incorporarse a la vida productiva de la ciudad, municipio, Estado y país, o bien, solo aprendieran un oficio y de esa manera tener un trabajo digno. Ya muy pocas personas de esas generaciones se encuentran entre nosotros. ¿Será? Se escucha por ahí que el tiempo fue pasando, se fue fortaleciendo la institución, se ganó el respeto de toda la comunidad, el plantel docente, cumplía su cometido, se logró el sentirse orgulloso de ser maestro o alumnos del CELMA, el portar el uniforme de gala, era hacerlo con gallardía, con respeto a la institución, defender los colores del CELMA en competencias deportivas, era hacerlo con todo. Quien no recuerda, el corte de cabello que por décadas se tuvo como el corte oficial, “a la brosh”, tipo militar, totalmente corto en los laterales y parte trasera en la cabeza, y al frente, el llamado copete de no más de 3 centímetros de alto. Las mujeres con el cabello bien peinado y con un listón, de preferencia blanco. Para muchos era aún más orgullo, el ser integrante de la banda de guerra, sobresalía de los contingentes que acudían a los desfiles, tanto en la ciudad, como en la ciudad de Puebla. Fue por ahí de la década de los 90’s, cuando se tuvo la banda de música, se dotaron de más instrumentos musicales a las 2 bandas, y empezaron a ir a otras ciudades, por invitación para participar en desfiles o eventos muy especiales, resultado de la gran calidad de dichas bandas. Las jovencitas de la descubierta, también fueron evolucionando en sus movimientos, en sus uniformes, siempre orgullosas, como sus compañeros, de ser CELMA. ¿Será? Se escucha por ahí que al recorrer la ciudad, el municipio, se encuentran los ex alumnos, ahora que se acerca el aniversario, algunos se han reencontrado, se identifican, algunos de la misma generación, otros más grandes o más chicos, pero llenos de recuerdos muy agradables, otros no tanto, porque en la vida hay de todo. En aquellos tiempos, digamos en el siglo pasado, cuando el CELMA forjó sus cimientos y que hoy las nuevas generaciones levantan los muros día a día, de una gran institución, había niños, niñas, señoritas y jovencitos a quienes traían o venían solos, desde sus pueblos, hoy juntas auxiliares, o de municipios como San Andrés Cholula, Coronango, Huejotzingo, Atzompa, Chipilo, Cuautlancingo, Puebla, principalmente. Al reencontrarse, no solo recuerdan a los compañeros del salón, de la generación, muchos por el nombre, pero la mayoría por el “apodo” o pomposamente como dicen algunos “sobrenombre”, también de los maestros, quienes en su mayoría echaron raíces, hubo casos de quienes iniciaron su vida laboral como maestros, en el CELMA, y ahí terminaron dicha vida laboral, y en algunos casos, hasta la vida misma. Como olvidar nombres como: Higinio Bravo Zacaula, José Pacheco López, Filomeno Guadalupe Soto Valera, Miguel Ángel Ruiz, Jesús Ruiz, Tomas Varela, Ana María Rojas Jara, Clarita (directora del jardín de niños), Margarita Panecatl, María Elena Juárez, Arturo Solano, Raymundo Pastrana, Clemente, de educación física; y otros muchos más. Abuuuuuuuurrrrrrrrrr.